El primero es no congelarlos con la piel. Esta no es necesaria y, además, puede liberar aún más componentes alifáticos, afectando especialmente al sabor.

El problema es que la piel protege al aguacate de la oxidación. Por eso, una vez troceada la pulpa, se le puede añadir un poco de limón. Este contiene vitamina C, que es un compuesto antioxidante, de manera que evitará el pardeamiento característico de la reacción de las células del aguacate con el oxígeno ambiental.